Blogia
Alonso Cordel

EL ÚLTIMO POEMA

PABLO NERUDA Y SU VOZ

¡Aquel café batido!

¡Aquel café batido! como halago,

inesperado halago,entre gemidos.

¡Aquel café cortado! ¿Dónde han ido

las pequeñas caricias invisibles?

¿Las esperanzas de un mañana alado,

en qué lado de mí se han escondido?

El círculo se cierra. Qué sencillo 

parece y, sin emabargo,  que poco

tiempo  queda, si anochece.

Qué poco tiempo, para no encontrarse.

Qué poco tiempo, para no dolerse

de todo lo gozado.

Qué poco tiempo, para distanciarse,

para desgravitarse y diluirse.

Qué poco tiempo, para redimirse.

Qué poco tiempo, para despojarse;

para reconocerse desde fuera;

para seguir giarando, sin sentido,

la cucharilla del café batido

que nos pueda aliviar de tanta pena.

 

                    Alonso Cordel

Un gilipollas pesimista

Somos absolutamente gilipollas

todos..., todos...

Bueno, hay algunos listillos

que se aprovechan de nuestra necedad.

Que no podemos pagar nuestra deuda,

pues el Sr. Juez dictará sentencia,

y el deshaucio se cumplirá.

Que la rebelión se populariza,

pues creamos un nuevo partido,

-"Comunistas por la libertad", o algo parecido-,

y otra vez a volver a empezar.

¿Que también los listillos tienen problemas?

Pues los gilipollas unidos

bajarán sus salarios,

subirán sus impuestos,

y con unos cuantos miles de millones de euros

sus Bancos sanearán.

Somos absolutamente gilipollas

todos..., todos...

¿Que hasta cuando?

Yo soy un gilipollas pesimista:

hasta la 3ª, 4ª o 5ª Guerra Mundial.

Los listillos sólo matan por dinero.

Los gilipollas matamos por Dios, la Patria,

las quimeras, la memoria,

o la verguenza histórica,

-como queráis llamarla-,

y, sobre todo...

por nuestra incapacidad.

Ya os he dicho que soy:

un gilipollas pesimista.


                                ALONSO CORDEL


Se rebelan las vacas prisioneras

       "Se rebelan las vacas prisioneras.

       Graznan todos los gansos, y el embudo

       me araña hasta el esófago.

       No dejan de sangrarme las gacelas.

       Un matarife acude preparado

       de garfios y de cuerdas.

       Chirrían las laringes de los cerdos

       y se derrumban todas las plateas.

       Isolda huye asustada

       del rugido ancestral de la madera.

       Se oye un coro de linces atrapados.

        Se están quemando todos los collados.

        ¡Están ardiendo todas las praderas!"

 

                        Alonso Cordel