En el tercer compás
En el tercer compás
sientes el ritmo.
Inicias la salida
y la parada.
La ilusión de seguir
y ser seguidos.
Conocernosr mejor:
ser caminada,
y, a la vez, no dejar
de ser camino.
Y parar otra vez,
pecho con pecho,
sintiendo esa primera
sacudida
que dan las notas
del bandoneón.
Moverse por oblicuo
y por derecho;
percibir la entrepierna
fugitiva;
y trabarse después
con más pasión.
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