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Alonso Cordel

La higuera también se defiende con la fragilidad de sus ramas

           Un hombre que se había subido a una higuera estaba doblando las ramas y arrancando la fruta madura, que después se llevó a la boca para destruirla y masticarla con sus duros dientes. El castaño, al ver aquello, sacudió sus largas ramas y con gran rumor de hojas exclamó: "¡Oh, higuera! Cuánto menos protegida que yo estás por la naturaleza Fíjate qué bien protegidos están mis dulces hijos: primero los abriga una blanda envoltura, recubierta a su vez por una cáscara dura pero suavemente forrada por dentro. Y, no contenta con tanto cuidado, la naturaleza nos ha dado esta cubierta de espinas puntiagudas, a fin de que la mano del hombre no pueda dañarnos" Luego de escucharlo, la higuera se echó a reír a carcajadas y dijo al castaño: "Sabes bien que el hombre es tan ingenioso que incluso a ti te robará tus hijos. Pero en tu caso los atacará con varas y con piedras, y cuando los haya derribado los pisoteará o los golpeará con piedras, para que salgan de su armadura, aplastados y tullidos A mí, en cambio, me toca con cuidado con las manos, y nunca con la rudeza que empleará contigo".   

                                         Leonardo Da Vinci

 

                  Es peligroso subirse a las higueras, sus ramas se parten con facilidad.

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